Cuando el jilguero no puede cantar, cuando el poeta es un peregrino, cuando de nada nos sirve rezar...

El genial Masanobu Fukuoka en sus campos. onestrawrevolution.net
Hace algunos días llegó a mi manos un interesantísimo informe sobre la agricultura urbana en Australia Feeding the Cities: Is Urban Agriculture the Future of Food Security? emitido por una firma de analistas. Al leer el informe, pensé inmediatamente en un gran maestro al cual leí incansablemente durante mi tiempo de estudio en India. Este hombre, Masanobu Fukuoka, quien ya no está entre los vivos, dejó un impresionante legado a la humanidad. Habiendo tenido formación en ciencias agrícolas y biológicas, Fukuoka ejerció sus conocimientos durante algún tiempo como oficial  fitosanitario de la Oficina de Aduanas de Yokohama, en Japón. Luego de un revés de salud, Fukuoka decidió volver al campo, para hacer algo tremendamente sabio y lógico: observar y analizar.

Se dedicó a esa tremenda labor (que está muy depreciada en estos tiempos de afán e inmediatismo) por un par de años, haciendo pequeños experimentos con las plantas en sus jardines y huertos. Poco a poco, el gran japonés fue descubriendo que el éxito rotundo de cualquier sistema ecológico (o ecosistema) radica en una serie de interacciones complejas y tan finas que casi se aproximan al  infinito. Dejando de lado su gran ego (característica común de los H. sapiens) supo que replicar la complejidad de un ecosistema prístino era una tarea no solo imposible, sino también sumamente engreída. A esto le atribuyó él el hecho de que la agricultura occidental estuviera llena de inconvenientes prácticos como plagas, deficiencias nutricionales, empobrecimiento de la capa nutricional de la tierra, desertificación, erosión y muchos, muchos otros. Los cultivos tradicionales de occidente en el siglo XX y XXI se caracterizan por ser monocultivos,  en otras palabras, terrenos enormes con una única especie vegetal sembrada. Esto (a pesar de la transgresión que causa al imaginario colectivo que define el término) es también un ecosistema. Uno pobrísimo, pero un ecosistema hecho a mano, a la larga.

Tal vez uno de los libros más hermosos que he leído en mi vida. No es sólo de agricultura, sus reflexiones son profundas, a la raíz directamente... http://experimentselbstversorgung.net/wie-ein-strohhalm-eine-revolution-ausloesen-kann/ 

Fukuoka se dedicó a desarrollar soluciones prácticas para el gran inconveniente que sus observaciones imponían sobre la producción de alimentos: si el éxito productivo de un ecosistema radica en las incontables interacciones entre lo vivo y lo inerte (además de entre cada uno), y por el otro lado tenemos que los sistemas productivos modernos son ecosistemas miserablemente pobres ¿de qué manera es que vamos a producir alimentos, de forma eficiente, para esta población creciente? Sus experimentos habían ido dando frutos, y él fue descubriendo paulatinamente que la solución al problema era mucho más sencilla de lo que en un principio se pensó. En lugar de andar arando los campos, irrigándolos, fumigándolos con pesticidas, herbicidas, fungicidas, abonándolos y volviéndolos a abonar, los agricultores deberían tratar de añadirle complejidad a sus cultivos, haciéndolos parecer, en general, ecosistemas más diversos, o en particular, bosques.

Su libro más famoso y fervientemente recomendado es "The One Straw Revolution" (ignoro si existe una traducción al castellano). Yo lo leí, y creo mucho en lo que leí, tanto que se lo regalé a una persona que ocupa un gran espacio en mi corazón, alguien que creo será importante para la humanidad, ya lo está demostrando, y en manos de quien sé, este libro será una herramienta poderosísima.  Muchas personas siguieron por el camino de Fukuoka, desarrollando importantes escuelas de agricultura alternativa como la permacultura, la agricultura natural, o inclusive añadiendo investigación en el área de la agroecología. A mi se me han pegado también sus conocimientos, y trato de practicar al máximo las teorías de agricultura natural a pequeñísima escala en mi paraíso, Tolú.

Aplicando algunas de las enseñanzas de Fukuoka en Tolú. Acá compostando todo lo que se pueda, para retornar los nutrientes al suelo y enriquecerlo, en lugar de desperdiciarlos.


Pero hoy no vengo a hablarles de Tolú. Quiero retomar el camino, y explicar por qué recordé a Fukuoka al leer el informe sobre agricultura urbana en Australia. Para los que se hayan entusiasmado a leerlo, se habrán dado cuenta que en principio los alimentos sufren de tres malestares:

  • El precio de la comida es extremadamente volátil como consecuencia de su dependencia en fenómenos climáticos, el precio del petróleo (para su transporte) y la oferta global errática
  • los costos asociados al transporte de los alimentos son altísimos. En algunos casos hasta sobrepasan a los de producción
  • en la actualidad los recursos naturales asociados con producción de alimentos (agua y tierra principalmente) distan muchísimo de ser usados de forma racional y eficiente, y mucho menos el costo ambiental de su desaprovechamiento es reflejado en los precios de la comida. 
Además de esto, quiero citar a Fukuoka, "The notion of the division of labour has become so entrenched that few people have home gardens. Instead, everyone buys and eats produce transported from far away. In america, for example, California supplies fruit and tomatoes to the entire nation. These are not fresh or tasty, and because they are uniform market products, the variety is very limited." de su libro "The Road Back to Nature". Además de los tres problemas enumerados arriba, podemos sumarle dos más: 
  • Los alimentos carecen de frescura, sabor y hasta de valor nutricional debido al largo camino que deben transitar de el campo a las mesas
  • la variedad de la comida se ha reducido a un puñado de productos comercialmente viables. 
En fin, creo que sería injusto de mi parte decir que la agricultura moderna es un fracaso. No por nada estoy yo compartiendo este planeta con 7,321,390,818 seres humanos más. Lo que sí voy a decir es que nos enfrentamos a un monstruo ambiental muy feroz, y que más nos vale comenzar a darle un buen vuelco a esas costumbres llenas de comodidad y de prepotencia que nos han metido en él. 

Otro de los viejos trucos de Fukuoka aplicado en Tolú, dejar que las diferentes especies que componen este jardín (que a primera vista parece una sola pero en realidad he contado hasta ocho por metro cuadrado) se descompongan in situ cuando se afeita. 

Aunque sé de varios ejemplos donde se muestran los problemas de nuestra agricultura, me quedé pensando en los objetivos de este blog, por que siento que últimamente he estado medio pesimista y más bien pesado. Así que escogí para hoy mostrar la cara amable de la humanidad, y brindarles a ustedes, queridísimos lectores, ejemplos de agricultura o ganadería sostenibles. 

El primero, sacado de un medio que les recomiendo muchísimo, a propósito de la infernal sequía que azota a California, Keep showering California, just lay of the burgers and nuts. De manera muy interesante, los autores de este artículo nos cuentan por qué razón no es necesario para los californianos y californianas dejar de asearse diariamente (como ha sido propuesto con el fin de racionar el precioso líquido) sino disminuir el consumo de carnes y nueces. Según el artículo, se necesitan 19000 litros de agua para producir un kilogramo de carne de res, 6000 para uno de cerdo, y 1600 para uno de soya, mientras se necesitan sólo siete litros de agua para producir un kilogramo de grillos. Sí querido/a lector/a, es correcto, un kilo de GRILLOS. Eso es lo increíblemente llamativo del artículo, y es hacia allá hacia donde yo quiero ir. Tenemos que cambiar nuestros preceptos, debemos desandar esos pasos que nos han encaminado hacia una calle sin salida. 

Con una infografía realmente maravillosa, el artículo recomendado en Medium nos deleita con cosas de este estilo... "Crickets are more water efficient than any other source of protein"

Por otro lado, conseguí una entrevista que le hace Mongabay.com a un científico de la universidad de Utah, Cagan Şekercioğlu. La entrevista Consumer choice: Shade-grown coffee and cocoa good for the birds, farmers, ecosystems aborda los hallazgos de una investigación liderada por este ornitólogo, donde se analizan las diferencias en términos de biodiversidad y servicios ecosistémicos entre dos tipos de cultivos de café: monocultivos (o cultivos abiertos) y mixtos (o bajo sombra). Los resultados, muy afines con lo propuesto de Fukuoka, muestran los beneficios que trae un ecosistema con mayor número de interacciones sobre uno más sencillo. En pocas palabras, al cultivar café o cacao en sombra, es decir junto con otras especies vegetales, no sólo hay un beneficio directo al ecosistema, sino que aporta significativamente a la conservación de especies. Sería óptimo escuchar la opinión de un conocedor sobre café para ver cuál de las dos tazas es más rica

Por último, quiero volver al informe del comienzo. Es interesante ver cómo se hace énfasis en advertir lo importante que es adoptar modelos alternativos de cultivo. Aunque en éste no se habla ni de permacultura ni de agricultura natural, sí se mencionan métodos novedosos como la agricultura vertical y las huertas urbanas. Tenemos un gran futuro por delante. La investigación y la educación nos han mostrado cómo caminar, de nosotros depende hacer el camino...

PD:  Como caído del cielo, o mejor, como puesto en mi camino, sonó mientras escribía esto Cantares, en una hermosa versión del Trío Taicuba, de un disco que me regaló a mi aquella persona muy especial en mi vida a la cuál yo le regalé mi copia de "One Straw Revolution"... Maravilloso ¿o no?

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