Un homenaje al páramo



La hermosa flora del bosque de niebla depende en gran parte del agua liberada gradualmente por el páramo. Acá una espectacular orquídea. 

La creación del mundo en el páramo según la mitología Chibcha[1].
“Por encima de la tierra de los chibchas está la nada. Las montañas de este país se abren vertiginosamente al cielo, y las aguas cubren la tierra entre ellas. La Sabana estaba cubierta por el agua, y las montañas oscuras y amenazantes se levantaron de las aguas hacia la oscuridad del cielo, y la niebla envolvió todo en un manto impenetrable. Todo esto lo vio el todopoderoso, que era la luz misma. Entonces envió enormes aves que ahuyentaron a las nieblas y soplaron a través de sus picos aire diáfano. Así separó el todopoderoso la tierra de las aguas de lo infinito del cielo. Y luego creó lo maravilloso  brillante, lo grande. Él rompió la oscuridad con su luz brillante y calentó las tierras. Y en seguida envió esta luz para que radiara sobre las montañas y las aguas. Así se fue el agua y surgió la Sabana. Y el todopoderoso llamó a esta luz Sua. Pero Sua secó y hasta tostó la tierra de los Chibchas con su luz abrasadora y ardorosa. Fue entonces cuando el todopoderoso hizo desaparecer a Sua detrás de las montañas y creó algo suave y blando, lo que vino cuando había desaparecido Sua, y Dios la llamó a esta luz Chía.”




Origen geológico del páramo.
Tras el levantamiento de los Andes, desde el Mioceno hasta el Pleistoceno, la actividad glacial ha tenido importantes consecuencias morfogénicas en los paisajes paramunos (Kappelle 2008). La típica topografía accidentada de la alta montaña andina (con valles, llanuras y hasta filos abismales, pasando por depresiones y concavidades) es consecuencia de la formación de capas de hielo en las eras mencionadas, y su progresivo descongelamiento a lo largo del tiempo (Kehrer y der Kaaden, 1979; Hungerbühler et al., 2002)[2]. Esta forma peculiar del relieve es de incalculable importancia  en el ecosistema debido a que su presencia permite el desarrollo de pantanos y lagos, colectores del flujo horizontal de agua en las laderas, producto de la escurrentía[3] (Kapelle 2008).


En el páramo los suelos más comunes de acuerdo con Kappelle (Ibid) son los Andisoles, Entisoles, Inceptisoles e Histosoles. Estos suelos, de origen diferente, se vuelcan sobre la superficie rocosa de las cordilleras de los Andes.  Los suelos de mayor importancia en nuestro estudio son los Andisoles. Éstos, se acumulan alrededor de peldaños o resaltos conservando las cenizas volcánicas (Reyes et al., 1995).  Dependiendo de la ubicación en el territorio, la profundidad de los suelos puede variar de unos pocos centímetros hasta algunos metros (Kappelle 2008).
Las glaciaciones-interglaciaciones pleistocénicas influyeron en la formación de glaciales y de los páramos (Guhl, 1982; Reyes, et al.,1995). El hielo desplazándose de manera vertical a través de los andes como producto del enfriamiento global originó núcleos glaciares que a su vez con el paso de los años (y el calentamiento progresivo del planeta) se han derretido y han formado morrenas[4] . El retroceso de los hielos entonces produce lagunas al escurrirse sobre el terreno, como ya se ha explicado. Hacia el Cuaternario, las cumbres Andinas estuvieron cubiertas de hielo desde los 3,800 metros en adelante; justo debajo de estos picos helados se formaba entonces el llamado periglaciar, que constantemente recibía el agua descongelada y el líquido producto de las precipitaciones. Debido a la congelación permanente de estos suelos, el agua era incapaz de filtrarse e iniciar un proceso de movimiento vertical por lo que continuaba escurriendo sobre la superficie montañosa (Guhl, 1982). Durante esta época geológica constantes erupciones volcánicas pueden ser reconocidas, y como producto una capa homogénea de cenizas se deposita en el suelo. El frío clima además de la disminuida presión atmosférica y la alta humedad favorecen a la acumulación de materia orgánica en el suelo. Presencia de complejos organometálicos Hierro (Fe) y Aluminio (Al) proporcionados por la ceniza volcánica hacen resistencia al proceso de descomposición. Como consecuencia, los suelos del páramo sufren muy poca destrucción microbiana, siendo oscuros, húmicos y porosos (Kappelle, 2008). En síntesis, los suelos del páramo logran retener agua y materia orgánica, y debido a condiciones atmosféricas la descomposición de ésta es extremadamente lenta. Como consecuencia esta tierra es muy ácida y tiene alto contenido de humus.

Muchos esfuerzos de restauración ecológica se llevan a cabo en nuestro país, algunos con más éxito que otros. Este ejemplo, al sur de Bogotá, fue un potrero usado tanto para el cultivo de papa como para la ganadería. Hoy está siendo recuperado y es un sitio de estudio. 

Naturaleza del Páramo:
Los páramos, originalmente selvas húmedas y nubladas, llenas de árboles y arbustos a su vez llenos de epífitas[5], cubiertos por suelos pantanosos con naturaleza de turbera. Sólo vagos recuerdos quedan de esos paisajes. Así son los relatos de viejos campesinos migrantes de tierras más bajas. Rememoran épocas en las que había que caminar sobre las ramas de los árboles para pasar a través de la vertiente (Reyes et al., 1995). Cerca del 60% de la vegetación del páramo es endémica[6] (o lo era). Ésta se ha adaptado a las exigentes condiciones climáticas, y fisicoquímicas como son presión atmosférica reducida, radiación ultravioleta intensa y efecto desecante del viento (Buytaert et al. 2007). El frío-húmedo de la alta montaña es una característica especialmente particular del páramo. Es gracias al clima que en estos ecosistemas se forman lagunas y pantanos a partir del agua de escorrentía y otras (Guhl 1982). Ahora bien: lagunas y pantanos de la alta montaña son el alimento principal y nacimiento de los ríos en los Andes; de la población humana ubicada sobre la cadena montañosa el 70% depende de la producción hídrica de este ecosistema (Rangel 2008). Ciudades cómo Bogotá y Quito dependen casi por completo del suministro de agua de los páramos para el consumo de sus ciudadanos (Buytaert et al., 2007). Es apenas lógico entonces que la disponibilidad del agua depende de la capacidad de los ecosistemas para capturarla y retenerla, liberándola poco a poco en la medida perfecta de la madre naturaleza. Depende entonces nuestro futuro hídrico del buen manejo que se le de a los páramos y de las formas de intensidad del consumo del líquido en los lugares donde es utilizada (Max Neef, M. 1993)[7].

La fuere radiación ultravioleta en los altos Andes tiene el doble de energía que aquella acarreada por los rayos del sol en zonas temperadas. Por otra parte la nubosidad constante bloquea parte le la luminosidad. Esto quiere decir que existe en el páramo un fenómeno de “compensación lumínica” que favorece a la vegetación xerofítica[8] (y también a las plantas del manto herbáceo) a producir cantidades significativas de biomasa. Este manto retiene el agua de manera muy eficiente, al estar formado no sólo por organismos vivos sino también por los cadáveres de sus antepasados[9] (Guhl 1982).


Nacimiento de agua en el páramo:
Los mullidos campos de musgos, densas capas de hojas arrosetadas, chuscales y turberas son el depósito principal del agua en el páramo; en realidad, gracias a estos factores (bióticos y abióticos) este ecosistema tiene la capacidad de regular el ciclo hídrico (Reyes et al., 1995). Como ya hemos visto, en el páramo llueve poco, pero llueve siempre. Además, como constante está la niebla (cargada de humedad), y en el caso de algunos páramos el flujo vertical de las aguas glaciares que se derriten durante el día.  Al derretirse el hielo de la zona de nieves perpetuas[10] el agua corre sobre la superficie de la montaña. Debido a la estructura abierta y porosa de los suelos del páramo, su capacidad de retener el agua es significativa. En términos más técnicos, la capacidad de retención del agua es de 80-90% en saturación. El concepto de retención de humedad de los Andosoles se puede entender más fácilmente observando las curvas de retencion de agua  donde se compara la capacidad de retencion del agua de lo Andosoles , los arenosos y los arcillosos todos inalterados.


Conservar los páramos es la única opción que nos queda si queremos tener agua en limpia, bosques y algo de biodiversidad en los próximos años. Estos delicados ecosistemas existen únicamente en el norte de sur América, y no podemos darnos el lujo (ridículo) de dejarlos ir. Ojalá mis sobrinos tengan la oportunidad de pasar un día o dos en esos hermosos lugares. Ojalá puedan beber de sus cristalinas y heladas aguas. Ojalá nos duren por muchos años más. 

Pd: encontré este escrito archivado en mi computador, y me pareció importante rescatarlo y ponerlo a la orden de los queridos lectores de La Comida Sobre la Mesa. Aunque el lenguaje es muy técnico y aburridor, me gusta la introducción desde la mitología, y también me produce algo de nostalgia volver a   la época en la que lo escribí. Recordar es vivir...


Así se vé la reserva ecológica El Encenillo, al norte de Bogotá. Este es un buen ejemplo de resguardo de la naturaleza. 
Bibliografía:                                                                

-       Ghul, E., 1982. Los Páramos Circundantes de la Sabana de Bogotá. Jardín Botánico José Celestino Mutis. Bogotá. Pp. 30, 31, 32, 43, 44, 47, 48, 49, 58, 60, 62, 63, 65, 66, 67, 68, 71, 95, 96, 97, 109, 110, 111.
-       Procuraduría Delegada Para Asuntos Ambientales y Agrarios., 2008. Situación de los Páramos en Colombia Frente a la Actividad Antrópica y el Cambio Climático; Informe Preventivo. Bogotá. Pp. 13, 31.
-       Hammen, T., 2008. El Páramo: De la Destrucción a la Conservación. Procuraduría Delegada Para Asuntos Ambientales y Agrarios., 2008. Situación de los Páramos en Colombia Frente a la Actividad Antrópica y el Cambio Climático; Memorias. Bogotá. Pp. 11, 12, 13, 14.
-       Rangel, O., 2008. La Función de la Alta Montaña en Colombia: Servicios Ambientales. Procuraduría Delegada Para Asuntos Ambientales y Agrarios., 2008. Situación de los Páramos en Colombia Frente a la Actividad Antrópica y el Cambio Climático; Memorias. Bogotá. P. 23.
-       Cleef, A., 2008. Influencia Humana en los Páramos. Procuraduría Delegada Para Asuntos Ambientales y Agrarios., 2008. Situación de los Páramos en Colombia Frente a la Actividad Antrópica y el Cambio Climático; Memorias. Bogotá. Pp. 26, 27, 29, 31, 32.
-       Vergara W., 2008. Los Andes en Peligro: Impactos de Cambio Climático en la Cordillera. Procuraduría Delegada Para Asuntos Ambientales y Agrarios., 2008. Situación de los Páramos en Colombia Frente a la Actividad Antrópica y el Cambio Climático; Memorias. Bogotá. P. 78.
-       De Bièvre, B., 2008. Las Amenazas a los Servicios Ambientales Hídricos que Provee el Páramo. Procuraduría Delegada Para Asuntos Ambientales y Agrarios., 2008. Situación de los Páramos en Colombia Frente a la Actividad Antrópica y el Cambio Climático; Memorias. Bogotá. Pp. 92, 94, 95 96, 97, 98, 99, 100, 101, 102, 103, 105, 106.
-       Reyes,P., Molano, J., González, A., Rangel, O., Flórez, A., Iriarte, P., Kraus, K., 1995. El Páramo; Un Ecosistema de Alta Montaña. Fundación Ecosistemas Andinos Gobernación de Boyacá, Secretaría de Fomento Agropecuario y del Medio Ambiente. Alcaldía de Sogamoso; Empoduitama. Bogotá. Pp. 51, 52, 53, 54, 56, 73, 74, 76, 77, 79, 80, 87, 89, 91, 92.
-       Sarmiento, F., Frolich, L., 2002. Andean Cloud Forest Tree Lines.. Naturalness, Agriculture and the Human Dimension. Mountain Researh and Deveopment. Vol 22 No. 3. U.S. Pp. 278, 279, 281, 283, 284.
-       Raven, P., Evert, R., Eichhorn, S., 2005. Biology of Plants. Seventh Edition. W.H. Freeman and Company Publishers. New York. Pp. 359, 365.
-        Buytaerte, W., Iñiquez, V., De Bièvre, B., 2007. The Effects of Afforestation and Cultivation on Water Yield in the Andean Páramo. Forest Eclogy and Management. Vol 251 Pp. 22, 23, 24, 25, 27, 29.


[1] Según la condesa G. Podewils- Duerniz: “Leyendas de los Chibchas”. Stuttgart, Stecken Und Schroer. (Tomado de: Guhl 1982)
[2] (Kapelle 2008)
[3] Lámina de agua que circula en una cuenca de drenaje, es decir la altura en milímetros de agua de lluvia escurrida y extendida dependiendo la pendiente del terreno.” (http://es.wikipedia.org/wiki/Escorrentía)
[4]  “Depósitos de origen glaciar, constituidos por materiales heterométricos de diferente composición litológica y, en alguna frecuencia, aparecen sepultados por mantos de cenizas volcánicas o por material de derrubio. El relieve es ligeramente ondulado, en sectores interrumpido por depresiones lagunares. Los suelos son bien drenados, poco evolucionados y superficiales.” (Reyes et al., 1995)
[5] “Organismos (heterótrofos por lo general) que viven sobre otros organismos sin parasitarlos”(Raven et al., 2005)
[6] “Propio y exclusivo de determinadas localidades o regiones” (Real Academia Española 2001)
[7] (Procuraduría General de la Nación 2008)
[8] “plantas adaptadas a ambientes de extremadas condiciones climáticas” (Herrera 2008)
[9] Uno de los componentes más significativos de el manto herbáceo es Sphagnum. Este musgo se caracteriza por mantener sus hojas muertas como depósitos, en los que puede almacenar hasta 20 veces su propio peso en agua. (Raven et al., 2005)
[10] Por encima de los 4500 m.s.n.m.

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